Hay sangre de vida y sangre de muerte.
La de muerte es cuando despierto en la mañana,
y te veo dormida, en silencio respirando.
Ahí recostada inmóvil, soñando.
Es precisamente en estos días en que percibo
gotitas de sangre en la cama.]
Es cuando veo tu sangre que recuerdo mi vida
entre tus piernas, envuelto en rayos de luna y emblemas.
Muero por no tenerte.
La de vida es cuando te miro sin que te des cuenta.
Y recorro con mis ojos tus pies simétricos, tus finos dedos alineados.
Casi siempre pienso en besarlos y mi pulso cardiaco se da vueltas.
Vivo cuando veo la luz del sol silenciosa que se filtra en tu cuerpo.